Ahora que se están acercando los reyes magos (si, si, ya vienen hacia aquí, que el camino es largo y la tarea ardua), los catálogos de juguetes forman parte del desorden de cada día en mi casa. Y reconozco que la culpa es mía, porque soy quien los rescato del buzón de la publicidad y les doy refugio en el salón, baño, cocina, dormitorio o cualquier otro lugar de mi casa al que los niños los llevan y traen hasta que las hojas se les van rompiendo y en un descuido suyo los tiro a la basura. La frase estrella de Sergio estos días es: "Mamá, ¿donde está mi revista?"
Hoy en día los catálogos de juguetes son enciclopedias de mil páginas llenas de colorido y cosas inútiles con las que un niñ@ jamás jugaría pero que en la foto son preciosas. Son, además, instrumentos cargados por el diablo que pretenden ser una ayuda para los "reyes" a la hora de reconocer en una tienda esas cosas innombrables que nuestros hijos señalan con ansiedad cuando son pequeños o marcan con rotulador con una edad más avanzada. Tienen la "ventaja" del precio, la descripción del producto que normalmente es "se venden por separado" y la supuesta comodidad de que el comercio en cuestión tendrá ese juguete que publicita. Mentira cochina...NUNCA tienen lo que sale en la foto!!!! Se agotó, aún no nos ha llegado....y así un repertorio repetitivo de excusas para hundir todas tus esperanzas de llevarte a casa pronto lo que está rodeado tres veces con rotuladores de distintos colores y que es una auténtica odisea encontrar, sobre todo por lo de la compra anticipada...que si la anticipamos todos ya no será tal. Pero ese no el tema de hoy.
Ayer, leyendo el País.com, encontré un artículo sobre la multinacional del juguete Toys r'us... más bien sobre su departamento de márketing, ya que han cambiado algunas imágenes del catálogo de Navidad en Suecia para evitar acusaciones sobre desigualdad o sexismo que surgieron en ocasiones anteriores. Así que he dedicado un ratito a analizar los múltiples catálogos esparcidos por mi salón (la citada multinacional, Centro xogo, Din y don y otro que no acierto a reconocer porque ya le falta la portada).
La verdad es que en el apartado bebés de los catálogos la cosa es más bien neutra... Niños y niñas juegan con peluches, mordedores de todos los colores, mantas de actividades etc. En la edad pre-escolar continúa casi igual, las mesas para pintar, cuentos, teléfonos, casitas para encajar piezas y otros artilugios aparecen en las fotos por igual en manos de niños o niñas.
La cuestión a partir de esas edades se complica un poco más. En un catálogo de juguetes ya no sorprende ver la fotografía de un niño jugando con una cocinita (al fin y al cabo muchos chefs famosos son hombres) o una silla de bebé... Pero en los juguetes relacionados con la limpieza (estos carritos tan monos con fregona, cubo, escoba o la flamante lavadora imitando acero inoxidable) no vemos un niño por ningún lado. Y cuando las hojas se llenan de coches, spiderman, bancos de herramientas y monstruos varios, en ningún caso aparece una niña... Especialmente escandaloso me parece el caso de una marca conocida (LEGO) que se vende como juego en cierto modo educativo: en las cajas cuyas fotos aparecen niños tienen posibilidad de montar barcos, lanzaderas espaciales, parque de bomberos o aviones etc. En las cajas con fotos de niñas se construyen salones de belleza, remolque para un maravilloso caballo repeinado y rosa o una "casa de ensueño" cursi.
Los juguetes, hoy, están invadidos por los personajes que los niños ven en la tele. Casi no hay juguetes cuya temática sea neutra. Es decir, si te gusta Minnie Mouse, Rayo McQueen, Pepa Pig o Spiderman... encontrarás cualquier cosa con su foto (desde bragas o calzoncillos, pasando por sábanas, pijamas, platos y vasos, mochilas, libretas, paragüas, despertadores...) Hasta las consolas, mp4 o bicicletas están pensados para niñas o niños con diferente diseño y color. Si eres niña bici de Minnie, si eres niño bici de Mickey... A Pluto pueden pasearlo cualquiera de los dos.
El apartado de los catálogos de juguetes dedicado a la música es, con mucho, el más paritario: niños y niñas tocando cualquier instrumento...la batería o un piano, aunque con el micrófono mayoritariamente están las niñas y con la guitarra los niños.
El sexismo en los juguetes me parece un terreno peligroso...porque continúa vigente en muchas mentes en pleno siglo XXI que la mujer es la destinataria de ciertas tareas solo por su condición femenina y fomentar esa idea con estereotipos no ayuda a superar viejos vicios. Además de que pueden existir (de hecho ocurre) niñ@s que no cumplen ese modelo y a los que se puede etiquetar de forma dolorosa haciéndoles sentir los "raritos". Cosas a las que apenas se les da importancia se convierten en complejos, en problemas a largo plazo de los que todos somos un poquito culpables y cómplices y que no siempre terminan bien. A muchas personas pararse a pensar en esto les parece exagerado, o prescindible y, desde luego, las empresas cuyo objetivo es exclusivamente vender, no educar, no se inmutan salvo que un movimento "social" les obligue a cambiar su política, como sucedió en Suecia.
Todo o casi todo es una cuestión de cómo queremos educar. En mi caso particular, nunca regalaría una pistola, ni me gustaría que se la regalaran a mis hijos... del mismo modo que no soy capaz de entender que la gente se divierta con los vídeojuegos de guerra. Pero no hago de ello un drama ni me creo mejor que los que hacen lo contrario.
Trato de educar a mis hijos en la igualdad y con los detalles pequeños se aprenden cuestiones más grandes. Se trata, por ejemplo, de que ambos deben hacer su cama y poner la mesa y ambos pueden jugar con lo que quieran. Sin más límite que su propio gusto.
Pero también me doy cuenta de que, por alguna razón (hábitos adquiridos, tradición, o simplemente inclinación real) los niñ@s acuden a mirar un tipo de juguete presuntamente dirigido a su sexo sin que se les presione a ello. Y tampoco eso debería representar un problema para la sociedad.
De hecho, tengo una prueba irrefutable: Sergio, abrió un catálogo al azar y las dos páginas de un intenso color rosa estaban llenas de barbies con sus vestidos llamativos también en rosa.... Y en una esquinita invisible había un Kent subido en un coche... Y entonces... ¿sabéis que es lo único que señaló? Pues eso.
Todo o casi todo es una cuestión de cómo queremos educar. En mi caso particular, nunca regalaría una pistola, ni me gustaría que se la regalaran a mis hijos... del mismo modo que no soy capaz de entender que la gente se divierta con los vídeojuegos de guerra. Pero no hago de ello un drama ni me creo mejor que los que hacen lo contrario.
Trato de educar a mis hijos en la igualdad y con los detalles pequeños se aprenden cuestiones más grandes. Se trata, por ejemplo, de que ambos deben hacer su cama y poner la mesa y ambos pueden jugar con lo que quieran. Sin más límite que su propio gusto.
Pero también me doy cuenta de que, por alguna razón (hábitos adquiridos, tradición, o simplemente inclinación real) los niñ@s acuden a mirar un tipo de juguete presuntamente dirigido a su sexo sin que se les presione a ello. Y tampoco eso debería representar un problema para la sociedad.
De hecho, tengo una prueba irrefutable: Sergio, abrió un catálogo al azar y las dos páginas de un intenso color rosa estaban llenas de barbies con sus vestidos llamativos también en rosa.... Y en una esquinita invisible había un Kent subido en un coche... Y entonces... ¿sabéis que es lo único que señaló? Pues eso.